Trader
Cuando entré en esta industria, solo era un mensajero insignificante en una bolsa de valores, moviéndome todos los días entre las pantallas parpadeantes de rojo y verde y el bullicioso salón de operaciones, entregando esos papeles llenos de números. Esos números, a los ojos de los demás, eran meros símbolos comunes, pero en mis ojos parecían tener vida, saltando, respirando, a veces expandiéndose, a veces contrayéndose.
Los traders se sientan en sillas de respaldo alto, con el rostro pálido o ceniciento, pero todos sus ojos fijos en el frente. Sus dedos golpean el teclado, emitiendo un
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