En China, los padres a menudo son vistos como dadores incondicionales, pero en realidad, muchos padres no tienen la capacidad de "ser padres" verdaderamente. Usan "Yo soy para tu bien" y "la sangre es más espesa que el agua" para encubrir el control emocional y el dolor, y una vez que sus hijos violan sus arreglos, son etiquetados como "no filiales". Este secuestro emocional a menudo proviene de su trauma no curado, necesidades de personalidad narcisista y explotación funcional del niño. Muchos niños crecen en la depresión y la indiferencia, no para ser amados, sino para ser obedientes.

La verdadera violencia emocional no son las peleas ocasionales, sino la degradación, la manipulación y la represión mental largas, continuas e impredecibles. Este patrón de interacción socava profundamente el sentido de seguridad y autopercepción de un niño, dando forma a patrones de apego ansiosos, evitativos e incluso caóticos que afectan toda una vida. Los niños que crecen en un entorno así a menudo son incapaces de desarrollar un yo estable, sino que reprimen constantemente sus verdaderos sentimientos para mantener la "armonía"