
Remote Procedure Call (RPC) es un protocolo de comunicación informática que permite a un programa solicitar servicios a otro situado en una red distinta, sin que los desarrolladores deban conocer los detalles técnicos de la red subyacente. En el sector de blockchain y criptomonedas, las interfaces RPC constituyen canales imprescindibles para que usuarios y desarrolladores interactúen con las redes blockchain, ofreciendo un método estandarizado para consultar datos, enviar transacciones y gestionar nodos. Las principales redes blockchain, como Bitcoin y Ethereum, disponen de APIs RPC completas, facilitando un intercambio de datos eficiente y seguro entre aplicaciones y blockchains.
El concepto de Remote Procedure Call surge en los años setenta, cuando Bruce Jay Nelson lo presentó en su artículo. Esta tecnología nació para resolver los problemas de comunicación entre computadoras en sistemas distribuidos, permitiendo que los programas llamen a procedimientos en servidores remotos como si fueran funciones locales.
Antes del auge de la tecnología blockchain, RPC era ampliamente utilizado en aplicaciones de red tradicionales. Con la llegada de Bitcoin en 2009, su cliente principal, Bitcoin Core, incorporó una interfaz JSON-RPC, iniciando así la aplicación de RPC en el entorno blockchain. Desde entonces, prácticamente todos los proyectos blockchain de referencia han adoptado RPC como una de sus interfaces estándar para la interacción externa, lo que ha impulsado el desarrollo de los ecosistemas blockchain y la expansión de aplicaciones.
El funcionamiento de Remote Procedure Call en redes blockchain suele seguir estos pasos:
En plataformas de contratos inteligentes como Ethereum, las interfaces RPC no solo proporcionan funciones básicas de interacción con la blockchain, sino que también permiten operaciones avanzadas como el despliegue de contratos inteligentes, su invocación y el seguimiento de eventos, ofreciendo la infraestructura fundamental para aplicaciones descentralizadas (DApps).
Aunque las interfaces RPC facilitan el desarrollo de aplicaciones blockchain, presentan diferentes riesgos y desafíos:
Riesgos de seguridad:
Limitaciones de rendimiento:
Riesgos de centralización:
Desafíos de compatibilidad:
Para mitigar estos riesgos, los proyectos blockchain suelen recomendar el uso de claves API, restringir las IP de acceso, establecer límites de velocidad en las solicitudes y fomentar que los usuarios operen sus propios nodos completos en vez de depender de servicios RPC de terceros.
Como puente entre la blockchain y las aplicaciones, la relevancia de Remote Procedure Call es fundamental. Permite a los desarrolladores crear aplicaciones que interactúan con blockchains sin necesidad de dominar los detalles técnicos internos. Con la evolución de la tecnología blockchain, las interfaces RPC también avanzan, integrando nuevas funcionalidades como soporte para WebSocket y consultas GraphQL que satisfacen necesidades de aplicaciones más complejas. A pesar de los riesgos y desafíos, RPC continúa siendo un componente esencial para el desarrollo de aplicaciones blockchain, siempre que se configure y proteja adecuadamente, impulsando la expansión de los ecosistemas descentralizados y el crecimiento de nuevas aplicaciones.
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