No puedes tenerlo de ambas maneras, no obtienes sueños y comodidad, no obtienes crecimiento sin dolor, no puedes mantener tus distracciones y construir un legado, un camino exige tu disciplina, el otro roba tu potencial.
Así que sí, el precio es alto, pero el arrepentimiento de renunciar cuesta aún más. Elige tu dolor, el que te construye o el que te rompe. La elección es tuya