Se rumorea que los reguladores de la UE podrían estar preparando una multa masiva contra una de las principales plataformas de redes sociales—estamos hablando de cientos de millones. ¿La supuesta razón? Negarse a cumplir con las exigencias de moderación de contenido que algunos consideran excesivas.

Vance no se contuvo y lo presentó como una batalla por la libertad de expresión. Su opinión: el brazo regulador europeo debería defender el diálogo abierto en lugar de atacar a los gigantes tecnológicos estadounidenses por lo que él llama políticas “basura”. La tensión pone de manifiesto un conflicto mayor: ¿dónde trazan las plataformas la línea entre regulación y expresión?

Para quienes siguen el espacio Web3, esto les resulta muy cercano. Los protocolos descentralizados llevan tiempo prometiendo esquivar precisamente estos debates sobre el control centralizado. Cuando las plataformas tradicionales se enfrentan a multas por no censurar lo suficiente (o por censurar demasiado, según a quién preguntes), es un recordatorio de por qué las alternativas basadas en blockchain siguen ganando tracción.

Tanto si eres pro-regulación como pro-libertad, una cosa está clara: la lucha global por el control de la libertad de expresión en internet se está intensificando. ¿Y las empresas tecnológicas atrapadas en medio? Les toca jugar al “golpea al topo” regulatorio en diferentes jurisdicciones.