Aquí está la paradoja que mantiene a los banqueros centrales despiertos por la noche: los números de empleo se mantienen robustos, los salarios siguen aumentando, ¿pero la productividad de los trabajadores? Apenas se mueve. Este cóctel tóxico es exactamente la razón por la que la inflación se niega a enfriarse. Los mercados laborales fuertes normalmente señalan una salud económica, pero cuando el crecimiento salarial supera las ganancias de productividad, crea un bucle de retroalimentación. Más dinero persiguiendo la misma cantidad de bienes y servicios. ¿El resultado? Presiones de precios que permanecen mucho más tiempo de lo que los responsables de políticas anticiparon. Es un caso de libro de texto de cómo la dinámica del mercado laboral puede obstaculizar los planes desinflacionarios.
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Aquí está la paradoja que mantiene a los banqueros centrales despiertos por la noche: los números de empleo se mantienen robustos, los salarios siguen aumentando, ¿pero la productividad de los trabajadores? Apenas se mueve. Este cóctel tóxico es exactamente la razón por la que la inflación se niega a enfriarse. Los mercados laborales fuertes normalmente señalan una salud económica, pero cuando el crecimiento salarial supera las ganancias de productividad, crea un bucle de retroalimentación. Más dinero persiguiendo la misma cantidad de bienes y servicios. ¿El resultado? Presiones de precios que permanecen mucho más tiempo de lo que los responsables de políticas anticiparon. Es un caso de libro de texto de cómo la dinámica del mercado laboral puede obstaculizar los planes desinflacionarios.