La tarea fundamental de la educación no es impartir conocimientos, sino cultivar "hábitos de pensamiento". En una era de explosión de información, es más importante enseñar a los niños a cuestionar y discernir que hacer que memoricen hechos. El "conocimiento" es información estática y acumulativa, mientras que "los hábitos de pensamiento" son habilidades dinámicas y generativas. El primero es como mercancías en un almacén, el segundo es la herramienta para manejar esas mercancías; el primero puede medirse de manera estandarizada (como las calificaciones de los exámenes), mientras que el segundo se manifiesta como la vitalidad espiritual del individuo.
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La tarea fundamental de la educación no es impartir conocimientos, sino cultivar "hábitos de pensamiento". En una era de explosión de información, es más importante enseñar a los niños a cuestionar y discernir que hacer que memoricen hechos. El "conocimiento" es información estática y acumulativa, mientras que "los hábitos de pensamiento" son habilidades dinámicas y generativas. El primero es como mercancías en un almacén, el segundo es la herramienta para manejar esas mercancías; el primero puede medirse de manera estandarizada (como las calificaciones de los exámenes), mientras que el segundo se manifiesta como la vitalidad espiritual del individuo.