La mayoría de los tokens en los que confié y compré durante el último ciclo han desaparecido.
Cada ciclo lanza miles de tokens, todos prometiendo cambiar las reglas del juego. Pero cuando termina el mercado alcista, solo unos pocos sobreviven.
En el siguiente ciclo, la mayoría de los tokens están muertos, los gráficos muestran vacío, Discord permanece mudo y los equipos han desaparecido.
¿Qué ocurrió?
La realidad es sencilla: los tokens mueren porque nunca superan la especulación.
Viven rápido, suben con fuerza y se extinguen aún más deprisa.
Pero quienes construyen ecosistemas, esos sí se vuelven inmortales.
La dura verdad es que no puedes... No hay...
La mayoría de los tokens no mueren por falta de hype, sino por ausencia de una economía real.
Se lanzan con:
Siempre se repite el mismo patrón en cada ciclo:
Farming → venta masiva → salida → pueblo fantasma.
Las granjas de liquidez atraen participantes oportunistas, no ciudadanos.
Los puntos y los airdrops atraen cazadores, no creyentes.
Y cuando cesan los incentivos, la comunidad desaparece.
La dura verdad es que no puedes construir una economía sobre la codicia pasajera.
La diferencia entre un token moribundo y un ecosistema vivo se resume en tres capas clave:
→ Bucles de incentivos
→ Retención de usuarios
→ Capas de economía real.
Déjame explicarlo mejor.
Los bucles de incentivos son el latido de los ecosistemas sostenibles.
Generan ciclos de retroalimentación donde:
La participación del usuario → expande la red → incrementa la utilidad del token → aumenta la demanda → atrae a más usuarios.
Cuando el ciclo está bien diseñado, el valor se multiplica de forma natural.
Ejemplos:
Los tokens que sobreviven no solo “recompensan a los tenedores”, sino que convierten a los usuarios en parte del motor.
Cada acción fortalece el ecosistema, no solo su precio.
Aquí es donde la mayoría de los proyectos fracasan.
Confunden captar usuarios con retenerlos.
Pueden pagar para que la gente entre, pero no lograr que se quede.
El 1 % que sobrevive entiende algo más profundo:
La gente no se queda por la rentabilidad; se queda por la identidad.
Cuando un protocolo ofrece a los usuarios un lugar donde pertenecer, un estatus que ganar o una reputación que construir, pasa de “plataforma” a “nación”.
Los sistemas de retención más fuertes no se basan en la agricultura.
Se basan en la pertenencia.
Tus usuarios deben sentir que, si se van, pierden parte de sí mismos.
Ese es el momento en que has construido una red real.
La especulación genera atención.
La utilidad genera atracción.
Cuando los tokens se integran en capas de economía real, dejan de ser simples fichas y se convierten en monedas de coordinación.
Aquí el 1 % marca la diferencia:
Estas capas conectan especulación → utilidad → coordinación → sostenibilidad.
Cuando los tokens trasladan valor, acceden a redes, gestionan tesorerías y permiten pagos, dejan de ser proyectos para convertirse en naciones con economías propias.
Vamos a visualizarlo.
Entonces, el token deja de necesitar hype para sobrevivir.
Se vuelve autosuficiente.
El otro 99 % sigue exactamente este camino de desaparición:
Sus gráficos siempre muestran el mismo patrón
Un pico seguido de una caída interminable.
No es mala suerte.
Es mal diseño.
Aquí tienes un modelo que todo fundador e inversor debería interiorizar:
Cada ciclo elimina a los débiles y corona a los fuertes.
Las narrativas van y vienen; los ecosistemas permanecen.
Esta es la nueva tendencia de buenos tokens que pronto surgirán.
https://x.com/TheDeFISaint/status/1977290279007797424
Gracias por leer