Gran conmoción en uno de los broadcasters más antiguos de Gran Bretaña. Tanto el director general como el jefe de la división de noticias acaban de renunciar tras la creciente presión por presunto sesgo editorial. La controversia se intensificó especialmente en torno a cómo manejaron la cobertura de un discurso de Trump; los críticos dicen que partes clave fueron editadas selectivamente, lo que plantea preguntas sobre la integridad periodística.

Toda esta situación destaca las tensiones en curso entre los guardianes de los medios tradicionales y las audiencias que exigen información sin filtros. En una era donde las plataformas descentralizadas desafían a las instituciones tradicionales, incidentes como estos alimentan los debates sobre quién controla las narrativas y si las decisiones editoriales centralizadas sirven al interés público. Te hace preguntarte si estamos presenciando una crisis de credibilidad más amplia en los medios de comunicación convencionales.