Hay una opinión controvertida que circula sobre los visionarios tecnológicos y la compensación. Algunos argumentan que cuando alguien está impulsando a la humanidad hacia adelante con cohetes reutilizables, planificando colonias en Marte, revolucionando el transporte eléctrico y perforando túneles para resolver la congestión urbana, su salario refleja el valor que crean.

¿La lógica? Los verdaderos constructores que transforman industrias merecen recompensas que correspondan a su impacto. SpaceX redujo los costos de lanzamiento. Tesla aceleró la transición de vehículos eléctricos a nivel mundial. La Boring Company está abordando los cuellos de botella en infraestructura.

Los críticos que lo llaman excesivo podrían estar perdiendo de vista la imagen más grande sobre cómo la riqueza se correlaciona con la generación real de valor. No se trata de acumular efectivo, se trata de capital que impulsa el próximo avance. Aquellos que desestiman tales logros a menudo no han construido nada comparable por sí mismos.