El dios de la riqueza me preguntó si quería invertir en el nivel uno de AIA. Pensé que el nivel uno en el que ya había invertido todavía estaba en la fase de recuperación de la inversión y quizás no pudiera recuperar el dinero. Con poca motivación, rechacé la oferta.
Hoy, cuando el dios de la riqueza me habló de las ganancias de la inversión, me enfadé tanto que le di una patada a mi bicicleta eléctrica y la tiré al borde de la calle.
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El dios de la riqueza me preguntó si quería invertir en el nivel uno de AIA. Pensé que el nivel uno en el que ya había invertido todavía estaba en la fase de recuperación de la inversión y quizás no pudiera recuperar el dinero. Con poca motivación, rechacé la oferta.
Hoy, cuando el dios de la riqueza me habló de las ganancias de la inversión, me enfadé tanto que le di una patada a mi bicicleta eléctrica y la tiré al borde de la calle.