Y antes de que te des cuenta, ya no estás siguiendo un sistema.
Te ves a ti mismo rompiendo reglas que juraste que nunca romperías de nuevo.
Mueves paradas.
Te duplicas.
Empiezas a pelear con el mercado como si te debiera una disculpa.
Esa es la crisis.
No en la gráfica, sino en tu mente.
Y cuando ha terminado, te sientas allí mirando el saldo, tratando de entender qué pasó.
No fue la configuración la que falló.
No fue el mercado el que te traicionó.
Era tu propio estado mental secuestrado por la emoción, disfrazada de lógica.
Cada trader ha vivido ese momento.
Pero solo unos pocos aprenden de ello.
Ver originales
Esta página puede contener contenido de terceros, que se proporciona únicamente con fines informativos (sin garantías ni declaraciones) y no debe considerarse como un respaldo por parte de Gate a las opiniones expresadas ni como asesoramiento financiero o profesional. Consulte el Descargo de responsabilidad para obtener más detalles.
Siempre comienza de la misma manera.
Una operación impulsiva.
Solo un clic para "recuperarlo."
Entonces se convierte en dos.
Y antes de que te des cuenta, ya no estás siguiendo un sistema.
Te ves a ti mismo rompiendo reglas que juraste que nunca romperías de nuevo.
Mueves paradas.
Te duplicas.
Empiezas a pelear con el mercado como si te debiera una disculpa.
Esa es la crisis.
No en la gráfica, sino en tu mente.
Y cuando ha terminado, te sientas allí mirando el saldo, tratando de entender qué pasó.
No fue la configuración la que falló.
No fue el mercado el que te traicionó.
Era tu propio estado mental secuestrado por la emoción, disfrazada de lógica.
Cada trader ha vivido ese momento.
Pero solo unos pocos aprenden de ello.