Los baby boomers a menudo se aferran al efectivo. No es solo una forma de pensar anticuada. Hay más que eso.
El efectivo ayuda con la planificación del presupuesto. Es real. Puedes tocarlo. Gasta $20 y lo ves desaparecer. Te hace pensar dos veces, ¿verdad?
Es simple también. No hay aplicaciones. No hay contraseñas. Solo abre tu billetera y paga. Funciona en todas partes. No se necesita Wi-Fi.
Y se siente seguro. El efectivo es efectivo. No cambia de valor de la noche a la mañana. Parece reconfortante cuando la economía se vuelve extraña.
Pero aquí está la cuestión. ¿Solo efectivo? No siempre es suficiente estos días. El mundo se está volviendo digital. Rápido.
Quizás una mezcla sea lo mejor. Algo de efectivo, algunas tarjetas. Lo viejo se encuentra con lo nuevo. No está del todo claro cuál es lo perfecto, pero el equilibrio parece inteligente.
Aún así, ¿esos billetes de papel? No van a ir a ninguna parte pronto. No si los boomers tienen algo que decir.
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Los baby boomers a menudo se aferran al efectivo. No es solo una forma de pensar anticuada. Hay más que eso.
El efectivo ayuda con la planificación del presupuesto. Es real. Puedes tocarlo. Gasta $20 y lo ves desaparecer. Te hace pensar dos veces, ¿verdad?
Es simple también. No hay aplicaciones. No hay contraseñas. Solo abre tu billetera y paga. Funciona en todas partes. No se necesita Wi-Fi.
Y se siente seguro. El efectivo es efectivo. No cambia de valor de la noche a la mañana. Parece reconfortante cuando la economía se vuelve extraña.
Pero aquí está la cuestión. ¿Solo efectivo? No siempre es suficiente estos días. El mundo se está volviendo digital. Rápido.
Quizás una mezcla sea lo mejor. Algo de efectivo, algunas tarjetas. Lo viejo se encuentra con lo nuevo. No está del todo claro cuál es lo perfecto, pero el equilibrio parece inteligente.
Aún así, ¿esos billetes de papel? No van a ir a ninguna parte pronto. No si los boomers tienen algo que decir.