Amigos, tengo que contarles algo...

El otro día, revisando unas cosas, me topé con algo raro. Unas 15 carteras gordas estaban comprando crypto a precios bajos. Así nomás, sin hacer ruido.

Me entró el gusanito y también le entré. Al principio todo bien. Pero de repente el precio se disparó. Me entró el miedo. "¿Y si se desploma?", pensé. Vendí todo.

Me sentía tranquilo. Hasta que desperté y vi que había subido mucho más.

Eso me pegó duro. No por la plata, sino porque me di cuenta que vendí por puro miedo.

La neta: los peces gordos no buscan triplicar. Van por más. Si hubiera confiado en los números, estaría sentado en una buena lana.

Moraleja: El mercado te castiga si te desesperas y te premia si aguantas.

Sean honestos, ¿cuántos vendieron en pánico y después se arrepintieron?