La autocustodia es uno de los tesoros más preciados que ofrendó el mundo de las criptomonedas a los inversores. Desde que existen como actores clave del sector cripto, las ballenas de Bitcoin envían sus fondos hacia carteras propias. De tal modo, históricamente estas grandes entidades funcionan como sus propios bancos al custodiar sus fondos sin intervención de terceros.
Sin embargo, esa tendencia parece estar cambiando. Aunque la custodia propia es una cualidad ideal para mantener la privacidad financiera y aumentar los niveles de seguridad, esta también tiene riesgos implícitos. Mantener resguardadas las llaves privadas de las carteras durante largos plazos es más complicado de lo que parece a simple vista.
Por ejemplo, en casos de accidentes fatales, descuidos, incendios o inundaciones, las llaves se pierden y con ellas los fondos almacenados en las carteras. En líneas generales, aunque el lema de “be your own bank” lo hace ver muy fácil, realmente no lo es. De allí que los poseedores de grandes fortunas en cripto ahora buscan una mayor seguridad para sus fondos.
Esto se refleja en los recientes movimientos de las ballenas de Bitcoin, las cuales envían miles de millones hacia los ETF de BTC al contado. Según recientes reportes, una firma de gestión de activos es una de las que ha facilitado hasta $3 mil millones en conversiones de BTC de las ballenas. Otra firma de inversión también es activa en ese sentido.
¿Están cambiando el paradigma las ballenas de Bitcoin?
Otro elemento destacado que motiva a las ballenas a buscar custodios son las ventajas que obtienen. No se descarta que en un futuro los holders obtengan beneficios por bloquear fondos en los productos de bolsa al contado. Esto prácticamente anularía los costos de las comisiones que ofrecen los emisores de ETF.
Por otro lado, los impuestos por mantener activos bajo custodia de terceros son particularmente bajos gracias al enfoque positivo de la SEC. Los reguladores estadounidenses permiten el cambio de bitcoins en términos de custodia prácticamente sin intervención, lo que garantiza fricción mínima para las operaciones.
Según el director de activos digitales de una firma de gestión de activos, el despertar de holders de BTC a largo plazo se está convirtiendo en una tendencia. Según él, estos actores se están percatando “de la conveniencia de poder mantener su exposición mediante un asesor financiero o un banco privado”. Esto se convierte en uno de los pasos más significativos de la criptomoneda nacida bajo las banderas de la descentralización.
Un elemento a resaltar de esta tendencia, si la misma se hace general, es que básicamente anularía las fronteras entre los ETF y las ballenas de Bitcoin. Sin embargo, todavía es pronto para decir con plena seguridad que las ballenas abandonarán la autocustodia.
Las ballenas son inversores que conocen muy bien el contexto financiero y las causas que dieron origen al nacimiento de Bitcoin. Esto implica que la autocustodia no es algo de lo que se debe prescindir ante promesas de estabilidad de terceros de confianza.
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Ballenas de Bitcoin envían $3 mil millones hacia el ETF IBIT, ¿adiós a la autocustodia?
La autocustodia es uno de los tesoros más preciados que ofrendó el mundo de las criptomonedas a los inversores. Desde que existen como actores clave del sector cripto, las ballenas de Bitcoin envían sus fondos hacia carteras propias. De tal modo, históricamente estas grandes entidades funcionan como sus propios bancos al custodiar sus fondos sin intervención de terceros.
Sin embargo, esa tendencia parece estar cambiando. Aunque la custodia propia es una cualidad ideal para mantener la privacidad financiera y aumentar los niveles de seguridad, esta también tiene riesgos implícitos. Mantener resguardadas las llaves privadas de las carteras durante largos plazos es más complicado de lo que parece a simple vista.
Por ejemplo, en casos de accidentes fatales, descuidos, incendios o inundaciones, las llaves se pierden y con ellas los fondos almacenados en las carteras. En líneas generales, aunque el lema de “be your own bank” lo hace ver muy fácil, realmente no lo es. De allí que los poseedores de grandes fortunas en cripto ahora buscan una mayor seguridad para sus fondos.
Esto se refleja en los recientes movimientos de las ballenas de Bitcoin, las cuales envían miles de millones hacia los ETF de BTC al contado. Según recientes reportes, una firma de gestión de activos es una de las que ha facilitado hasta $3 mil millones en conversiones de BTC de las ballenas. Otra firma de inversión también es activa en ese sentido.
¿Están cambiando el paradigma las ballenas de Bitcoin?
Otro elemento destacado que motiva a las ballenas a buscar custodios son las ventajas que obtienen. No se descarta que en un futuro los holders obtengan beneficios por bloquear fondos en los productos de bolsa al contado. Esto prácticamente anularía los costos de las comisiones que ofrecen los emisores de ETF.
Por otro lado, los impuestos por mantener activos bajo custodia de terceros son particularmente bajos gracias al enfoque positivo de la SEC. Los reguladores estadounidenses permiten el cambio de bitcoins en términos de custodia prácticamente sin intervención, lo que garantiza fricción mínima para las operaciones.
Según el director de activos digitales de una firma de gestión de activos, el despertar de holders de BTC a largo plazo se está convirtiendo en una tendencia. Según él, estos actores se están percatando “de la conveniencia de poder mantener su exposición mediante un asesor financiero o un banco privado”. Esto se convierte en uno de los pasos más significativos de la criptomoneda nacida bajo las banderas de la descentralización.
Un elemento a resaltar de esta tendencia, si la misma se hace general, es que básicamente anularía las fronteras entre los ETF y las ballenas de Bitcoin. Sin embargo, todavía es pronto para decir con plena seguridad que las ballenas abandonarán la autocustodia.
Las ballenas son inversores que conocen muy bien el contexto financiero y las causas que dieron origen al nacimiento de Bitcoin. Esto implica que la autocustodia no es algo de lo que se debe prescindir ante promesas de estabilidad de terceros de confianza.