El Departamento de Justicia de EE. UU. acaba de realizar la mayor incautación de bitcoin en su historia. Esta fortuna digital ahora desencadena un intenso debate político: ¿deben ser compensadas las víctimas o debería fortalecerse la reserva estratégica nacional?
En breve
El gobierno de EE. UU. confiscó 14.4 mil millones de dólares en bitcoin de Chen Zhi, presunto líder de una vasta red de estafas de criptomonedas con sede en Camboya.
Esta confiscación de registros eleva las tenencias totales del gobierno a aproximadamente 36 mil millones de dólares en Bitcoin, según estimaciones.
La senadora Cynthia Lummis aboga por que estos fondos alimenten directamente la reserva estratégica nacional de bitcoin deseada por Trump.
Las víctimas de estafas pueden tener que esperar años antes de ser compensadas, debido a la complejidad de la red internacional de lavado.
Una incautación récord que revive el debate sobre la reserva de Bitcoin
Las autoridades estadounidenses han confiscado 127,271 monedas pertenecientes a Chen Zhi, fundador del Prince Holding Group.
Acusado de fraude electrónico y lavado de dinero, este empresario camboyano habría orquestado una estafa global de criptomonedas. Los fiscales ahora buscan la confiscación permanente de sus activos digitales.
Esta espectacular incautación se produce cuando la administración Trump lanzó en marzo pasado la iniciativa para una reserva estratégica de bitcoin. El decreto presidencial instruyó al Departamento del Tesoro a evaluar las criptomonedas ya en posesión del gobierno. Sin embargo, no se han comunicado cifras oficiales hasta la fecha, a pesar de los plazos establecidos para abril y mayo.
Según Arkham Intelligence, las billeteras gubernamentales tendrían alrededor de 22 mil millones de dólares en Bitcoin. Agregar los 14.4 mil millones recién confiscados llevaría esta cantidad a más de 36 mil millones de dólares. Un cofre de guerra digital que alimenta la codicia política.
Un rompecabezas legal con importantes implicaciones estratégicas
La senadora republicana Cynthia Lummis no oculta sus ambiciones. “Transformar los ingresos del crimen en activos que fortalezcan la reserva estratégica de Bitcoin de América demuestra cómo una política prudente puede convertir un acto reprobable en un valor nacional duradero”, declaró.
Su proyecto de ley planea que el gobierno federal compre más de 100 mil millones de dólares en Bitcoin.
El creciente interés de los estados en bitcoin es parte de una tendencia más amplia. Ryan Lee, analista jefe en una plataforma de trading, señala que “Bitcoin se comporta cada vez más como “oro digital,” reflejando las características de un valor de refugio seguro en tiempos de agitación geopolítica”. Esta evolución estructural aumenta el atractivo institucional de las criptomonedas como un activo de reserva neutral.
Pero esta visión choca con una compleja realidad legal. Scott Johnsson, un abogado especializado en finanzas criptográficas, pronostica un proceso de “varios años” para desentrañar la red internacional de lavado de dinero y verificar las reclamaciones de compensación.
Las víctimas, dispersas en docenas de países, tendrán que probar sus pérdidas. Ari Redbord, exfiscal federal, califica el tema como “realmente difícil”.
El silencio del Departamento del Tesoro y la Casa Blanca sobre el uso previsto de estos fondos refleja la vergüenza de la administración. ¿Debería priorizarse la justicia para las víctimas o la oportunidad estratégica? Washington tendrá que decidir.
Este caso cristaliza las tensiones entre el pragmatismo financiero y las obligaciones morales. A medida que Bitcoin se establece como un activo estratégico, Estados Unidos enfrenta un dilema sin precedentes: ¿reembolsar a quienes sufrieron o construir un nuevo arsenal financiero para el siglo XXI?
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Estados Unidos incauta miles de millones en Bitcoin: ¿alimentarán su reserva estratégica?
El Departamento de Justicia de EE. UU. acaba de realizar la mayor incautación de bitcoin en su historia. Esta fortuna digital ahora desencadena un intenso debate político: ¿deben ser compensadas las víctimas o debería fortalecerse la reserva estratégica nacional?
En breve
Una incautación récord que revive el debate sobre la reserva de Bitcoin
Las autoridades estadounidenses han confiscado 127,271 monedas pertenecientes a Chen Zhi, fundador del Prince Holding Group.
Acusado de fraude electrónico y lavado de dinero, este empresario camboyano habría orquestado una estafa global de criptomonedas. Los fiscales ahora buscan la confiscación permanente de sus activos digitales.
Esta espectacular incautación se produce cuando la administración Trump lanzó en marzo pasado la iniciativa para una reserva estratégica de bitcoin. El decreto presidencial instruyó al Departamento del Tesoro a evaluar las criptomonedas ya en posesión del gobierno. Sin embargo, no se han comunicado cifras oficiales hasta la fecha, a pesar de los plazos establecidos para abril y mayo.
Según Arkham Intelligence, las billeteras gubernamentales tendrían alrededor de 22 mil millones de dólares en Bitcoin. Agregar los 14.4 mil millones recién confiscados llevaría esta cantidad a más de 36 mil millones de dólares. Un cofre de guerra digital que alimenta la codicia política.
Un rompecabezas legal con importantes implicaciones estratégicas
La senadora republicana Cynthia Lummis no oculta sus ambiciones. “Transformar los ingresos del crimen en activos que fortalezcan la reserva estratégica de Bitcoin de América demuestra cómo una política prudente puede convertir un acto reprobable en un valor nacional duradero”, declaró.
Su proyecto de ley planea que el gobierno federal compre más de 100 mil millones de dólares en Bitcoin.
El creciente interés de los estados en bitcoin es parte de una tendencia más amplia. Ryan Lee, analista jefe en una plataforma de trading, señala que “Bitcoin se comporta cada vez más como “oro digital,” reflejando las características de un valor de refugio seguro en tiempos de agitación geopolítica”. Esta evolución estructural aumenta el atractivo institucional de las criptomonedas como un activo de reserva neutral.
Pero esta visión choca con una compleja realidad legal. Scott Johnsson, un abogado especializado en finanzas criptográficas, pronostica un proceso de “varios años” para desentrañar la red internacional de lavado de dinero y verificar las reclamaciones de compensación.
Las víctimas, dispersas en docenas de países, tendrán que probar sus pérdidas. Ari Redbord, exfiscal federal, califica el tema como “realmente difícil”.
El silencio del Departamento del Tesoro y la Casa Blanca sobre el uso previsto de estos fondos refleja la vergüenza de la administración. ¿Debería priorizarse la justicia para las víctimas o la oportunidad estratégica? Washington tendrá que decidir.
Este caso cristaliza las tensiones entre el pragmatismo financiero y las obligaciones morales. A medida que Bitcoin se establece como un activo estratégico, Estados Unidos enfrenta un dilema sin precedentes: ¿reembolsar a quienes sufrieron o construir un nuevo arsenal financiero para el siglo XXI?