La crisis del cierre del gobierno de EE. UU. continúa intensificándose: riesgos económicos en medio del juego político

La parálisis del gobierno de EE. UU. ha entrado en su segunda semana, y he sido testigo de cómo esta lucha política se ha convertido en una amenaza económica. Según los datos del mercado de previsiones Kalshi, la probabilidad de un cierre del gobierno este año ha aumentado al 54%, alcanzando un nuevo máximo desde febrero.

El núcleo de esta crisis son las profundas divisiones entre el Partido Republicano y el Partido Demócrata. El líder de la mayoría del Senado, Schumer, advirtió que si los republicanos se niegan a incluir cláusulas clave de atención médica en el acuerdo, los demócratas están preparados para dejar que se agoten por completo los fondos del gobierno. Esto ya no es solo un problema de atención médica, sino que refleja más profundamente la lucha por el poder entre el gobierno de Trump y los demócratas.

He notado que Trump no oculta que ve esto como "una oportunidad sin precedentes" para reducir aún más la fuerza laboral federal, especialmente dirigida a lo que llama "las instituciones demócratas". La Casa Blanca ha anunciado que se han enviado los primeros avisos de despido, afectando a más de 4000 personas. Este enfoque politizado de los despidos me lleva a cuestionar las verdaderas motivaciones detrás de ello.

Los economistas estiman que cada semana adicional de cierre del gobierno reducirá el PIB de EE. UU. entre 0.1 y 0.2 puntos porcentuales. Aproximadamente 750,000 empleados federales se verán obligados a tomar licencias sin sueldo, lo que no solo afectará los ingresos personales, sino que también reprimirá el gasto de consumo en general. Las actividades empresariales relacionadas, como permisos ambientales, aprobaciones de patentes y pagos a contratistas, se han detenido, inyectando una nueva incertidumbre a una economía ya frágil.

Lo que es aún más preocupante es que esta crisis ocurre en un momento de agitación económica global. Los mercados financieros ya están bajo presión debido a aranceles, recortes en el gasto gubernamental y cambios en las políticas de inmigración, y el cierre del gobierno sin duda es la gota que colma el vaso.

La desconfianza mutua entre ambas partes ha oscurecido las perspectivas de negociación. A diferencia de los anteriores cierres gubernamentales, donde ambas partes negociaban en la noche para restaurar los servicios, esta vez casi no se ve un espíritu de cooperación, sino más bien reproches mutuos. En un entorno político tan dividido, el ciudadano estadounidense promedio se ha convertido en la víctima final.

Las crisis artificialmente creadas, cuyos verdaderos perjudicados son los inocentes y la economía, ¿es esto lo que se llama "sabiduría política"?