Ellos me desprecian, pero yo tampoco tengo ambición.

Nadie me ayuda a alcanzar mis aspiraciones, no puedo subir por mí mismo.
Los fuertes nunca se quejan del entorno, pero yo soy débil.
No solo me quejo del entorno, también me quejo de los fuertes.
El oro siempre brilla, y yo soy un buen amigo.
Nadie puede aprovecharse de mí porque no sirvo para nada.
Todo el mundo se ríe de los niños, pero yo soy el más divertido.
En lugar de presionarte a ti mismo, es mejor dejarte un respiro.