En el verdadero sentido, solo hay dos tipos de personas con las que vale la pena charlar. El primer tipo, aquellos de los que se puede obtener nueva información, aprender cosas y expandir la percepción. El segundo tipo, donde ambas partes son sinceras y abiertas, como niños sin tabúes, esta sensación de fluidez es muy energizante. Aparte de estos dos tipos, muchas conversaciones son falsas, con control invisible y chismes que satisfacen el lado oscuro de uno mismo. Este tipo de charla no es mejor que la tranquilidad de estar solo, recogerse y cuidarse a uno mismo.
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En el verdadero sentido, solo hay dos tipos de personas con las que vale la pena charlar. El primer tipo, aquellos de los que se puede obtener nueva información, aprender cosas y expandir la percepción. El segundo tipo, donde ambas partes son sinceras y abiertas, como niños sin tabúes, esta sensación de fluidez es muy energizante. Aparte de estos dos tipos, muchas conversaciones son falsas, con control invisible y chismes que satisfacen el lado oscuro de uno mismo. Este tipo de charla no es mejor que la tranquilidad de estar solo, recogerse y cuidarse a uno mismo.