Las granjas de minería de criptomonedas... qué montón de máquinas ruidosas que son, joder. Estuve trabajando en una durante seis meses y puedo contaros lo que nadie quiere admitir: son un infierno energético disfrazado de innovación.
Imaginaos esto: entré a un almacén enorme en las afueras de Córdoba. El ruido era insoportable, el calor asfixiante, y allí estaban - miles de equipos especializados devorando electricidad como si no hubiera mañana, solo para resolver ecuaciones matemáticas absurdas que "validan transacciones". Menuda excusa.
Lo que no te cuentan los fanáticos cripto es que estas instalaciones son verdaderos monstruos de consumo eléctrico. Mientras trabajaba allí, nuestra factura mensual era obscena, suficiente para alimentar un barrio entero. Pero claro, todo vale por el sagrado Bitcoin, ¿no?
Las granjas industriales son las peores. Almacenes enteros repletos de máquinas que generan un calor infernal y requieren sistemas de refrigeración que consumen tanta energía como las propias máquinas. Es un círculo vicioso de derroche energético que solo beneficia a unos pocos.
Los defensores dirán que "democratizan" la minería permitiendo que pequeños inversores se unan. ¡Vaya tontería! La realidad es que solo los grandes capitalistas pueden mantener operaciones rentables. El pequeño minero está condenado a perder dinero o unirse a un "pool" donde le exprimen comisiones por todos lados.
Y hablando de "fuentes renovables" - menuda hipocresía. Vi cómo nuestra granja presumía de ser "ecológica" mientras consumía electricidad de la red convencional. Es marketing verde para lavar una industria fundamentalmente contaminante.
El futuro no está en estos monstruos energéticos. La prueba de participación (PoS) está dejando obsoletas estas granjas, y por algo será. Quizás cuando el último Bitcoin sea minado, podamos usar todos esos ordenadores para algo útil, como investigación científica, en lugar de calcular hashes inútiles para enriquecer especuladores.
La verdad incómoda es que estas granjas son como casinos tecnológicos: diseñadas para que ganen los dueños, no los jugadores.
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El Oscuro Secreto de las Granjas de Minería: Mi Experiencia Personal
Las granjas de minería de criptomonedas... qué montón de máquinas ruidosas que son, joder. Estuve trabajando en una durante seis meses y puedo contaros lo que nadie quiere admitir: son un infierno energético disfrazado de innovación.
Imaginaos esto: entré a un almacén enorme en las afueras de Córdoba. El ruido era insoportable, el calor asfixiante, y allí estaban - miles de equipos especializados devorando electricidad como si no hubiera mañana, solo para resolver ecuaciones matemáticas absurdas que "validan transacciones". Menuda excusa.
Lo que no te cuentan los fanáticos cripto es que estas instalaciones son verdaderos monstruos de consumo eléctrico. Mientras trabajaba allí, nuestra factura mensual era obscena, suficiente para alimentar un barrio entero. Pero claro, todo vale por el sagrado Bitcoin, ¿no?
Las granjas industriales son las peores. Almacenes enteros repletos de máquinas que generan un calor infernal y requieren sistemas de refrigeración que consumen tanta energía como las propias máquinas. Es un círculo vicioso de derroche energético que solo beneficia a unos pocos.
Los defensores dirán que "democratizan" la minería permitiendo que pequeños inversores se unan. ¡Vaya tontería! La realidad es que solo los grandes capitalistas pueden mantener operaciones rentables. El pequeño minero está condenado a perder dinero o unirse a un "pool" donde le exprimen comisiones por todos lados.
Y hablando de "fuentes renovables" - menuda hipocresía. Vi cómo nuestra granja presumía de ser "ecológica" mientras consumía electricidad de la red convencional. Es marketing verde para lavar una industria fundamentalmente contaminante.
El futuro no está en estos monstruos energéticos. La prueba de participación (PoS) está dejando obsoletas estas granjas, y por algo será. Quizás cuando el último Bitcoin sea minado, podamos usar todos esos ordenadores para algo útil, como investigación científica, en lugar de calcular hashes inútiles para enriquecer especuladores.
La verdad incómoda es que estas granjas son como casinos tecnológicos: diseñadas para que ganen los dueños, no los jugadores.