He estado paranoico con mis criptomonedas desde el primer día, y con buena razón. Esos hackers se están volviendo más inteligentes mientras los intercambios siguen siendo comprometidos por doquier. Después de perder algunas monedas en una plataforma sospechosa (no preguntes cuánto), finalmente me tomé en serio el almacenamiento en frío.
Las carteras frías son simplemente mantener tu Bitcoin completamente fuera de línea, lejos de esos codiciosos depredadores de internet que constantemente buscan carteras vulnerables. Cuando tus monedas están almacenadas en línea, prácticamente estás invitando a problemas. Créeme, he aprendido esta lección de la manera más difícil.
Creando mi monedero de papel - Más fácil de lo que esperaba
Configurar el almacenamiento en frío no es ciencia de cohetes, incluso para un novato tecnológico como yo. Primero probé el método de la billetera de papel:
Visité un sitio generador de billeteras de papel y guardé la página inmediatamente en mi escritorio.
Desconectado de internet (se sintió extraño pero necesario)
Abrí el archivo guardado sin conexión
Moví mi ratón por todas partes como un loco y escribí caracteres aleatorios (el sitio utiliza esta aleatoriedad para generar tus claves)
Imprimí la billetera mientras aún estaba desconectada - asegurándome de que mi impresora no estuviera conectada a WiFi
La página impresa contenía mi dirección pública con código QR y la sagrada clave privada. Bloqueé ese papel en mi caja fuerte a prueba de fuego - probablemente excesivo, pero más vale prevenir que lamentar.
Financiar mi billetera fría
Agregar Bitcoin fue simple: solo envié fondos a la dirección pública que había generado. Podía verificar mi saldo en cualquier momento a través de un explorador de bloques sin exponer mi clave privada.
Cuando quise usar esas monedas, importé la clave privada en una cartera en línea. Pero recuerda: ¡NUNCA reutilices una cartera fría después de llevarla en línea! Eso derrota todo el propósito del almacenamiento en frío.
La Verificación de la Realidad
Este método simple ha mantenido mi Bitcoin a salvo de los hackers, pero no de mi propia paranoia. Reviso esa caja fuerte semanalmente para asegurarme de que el papel no se haya desintegrado. A veces me despierto en pánico, temiendo haber olvidado dónde lo puse o que un incendio lo destruya.
El mundo cripto hace extrañas promesas sobre la libertad financiera, sin embargo aquí estoy, más ansioso que nunca por proteger estos activos digitales. ¿Quizás los bancos tradicionales no eran tan malos después de todo? No, no llegaré tan lejos.
Mantén tus billeteras de papel secas, a prueba de fuego, y por el amor de Dios, no guardes tu clave privada en línea. Eso es suicidio digital en el mundo de las criptomonedas.
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Almacenando Bitcoin en Carteras frías - Mi pesadilla personal de seguridad
He estado paranoico con mis criptomonedas desde el primer día, y con buena razón. Esos hackers se están volviendo más inteligentes mientras los intercambios siguen siendo comprometidos por doquier. Después de perder algunas monedas en una plataforma sospechosa (no preguntes cuánto), finalmente me tomé en serio el almacenamiento en frío.
Las carteras frías son simplemente mantener tu Bitcoin completamente fuera de línea, lejos de esos codiciosos depredadores de internet que constantemente buscan carteras vulnerables. Cuando tus monedas están almacenadas en línea, prácticamente estás invitando a problemas. Créeme, he aprendido esta lección de la manera más difícil.
Creando mi monedero de papel - Más fácil de lo que esperaba
Configurar el almacenamiento en frío no es ciencia de cohetes, incluso para un novato tecnológico como yo. Primero probé el método de la billetera de papel:
La página impresa contenía mi dirección pública con código QR y la sagrada clave privada. Bloqueé ese papel en mi caja fuerte a prueba de fuego - probablemente excesivo, pero más vale prevenir que lamentar.
Financiar mi billetera fría
Agregar Bitcoin fue simple: solo envié fondos a la dirección pública que había generado. Podía verificar mi saldo en cualquier momento a través de un explorador de bloques sin exponer mi clave privada.
Cuando quise usar esas monedas, importé la clave privada en una cartera en línea. Pero recuerda: ¡NUNCA reutilices una cartera fría después de llevarla en línea! Eso derrota todo el propósito del almacenamiento en frío.
La Verificación de la Realidad
Este método simple ha mantenido mi Bitcoin a salvo de los hackers, pero no de mi propia paranoia. Reviso esa caja fuerte semanalmente para asegurarme de que el papel no se haya desintegrado. A veces me despierto en pánico, temiendo haber olvidado dónde lo puse o que un incendio lo destruya.
El mundo cripto hace extrañas promesas sobre la libertad financiera, sin embargo aquí estoy, más ansioso que nunca por proteger estos activos digitales. ¿Quizás los bancos tradicionales no eran tan malos después de todo? No, no llegaré tan lejos.
Mantén tus billeteras de papel secas, a prueba de fuego, y por el amor de Dios, no guardes tu clave privada en línea. Eso es suicidio digital en el mundo de las criptomonedas.