La Unión Europea ha alcanzado un plan unificado para el euro digital, controlando el tamaño y estableciendo límites para fortalecer la autonomía en los pagos.
El 19 de septiembre, los ministros de finanzas de la UE y el Banco Central Europeo alcanzaron un compromiso clave sobre la hoja de ruta para la emisión del euro digital, que otorgará a los ministros de finanzas la autoridad para decidir sobre la escala de emisión y los límites de tenencia individual.
Este movimiento tiene como objetivo reducir la dependencia de Europa del sistema de pagos estadounidense y es clave para fortalecer la estrategia de autonomía financiera de Europa. El proyecto del euro digital, tras iniciar su investigación en 2021, ahora entra en una nueva fase de legislación e implementación paralela.
De acuerdo con el cronograma, el lanzamiento del euro digital requiere la aprobación doble del Parlamento Europeo y del Consejo Europeo, y se espera que se implemente oficialmente alrededor de 2028.
En términos de arquitectura técnica, el euro digital se basará en tecnología blockchain, apoyará pagos en línea y fuera de línea, y aplicará el principio de "privacidad primero". Los pagos fuera de línea ofrecerán anonimato similar al del efectivo, mientras que las transacciones en línea buscarán equilibrar la protección de la privacidad y las necesidades de prevención del fraude.
Al mismo tiempo, el euro digital está destinado a complementar el efectivo, y no a reemplazarlo; el efectivo continuará existiendo a largo plazo como medio de pago legal.
Desde una perspectiva estratégica, el euro digital tiene como objetivo reducir la dependencia de la zona euro de plataformas de pago estadounidenses como Visa, Mastercard y PayPal, y construir una infraestructura de pago autónoma y controlable.
La presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, ha afirmado que el euro digital no solo es una herramienta de pago, sino que también es clave para mantener la soberanía financiera de Europa y aumentar la capacidad de negociación internacional del euro, especialmente en el comercio de sectores clave como la energía.
Actualmente, el Parlamento Europeo y el Consejo de la Unión Europea están considerando la propuesta legislativa sobre el euro digital presentada en junio de 2023, con el desarrollo tecnológico y la definición de reglas llevándose a cabo simultáneamente. Si todo va bien, se espera que el euro digital se lance entre 2028 y 2029.
Sin embargo, el proyecto aún enfrenta múltiples desafíos, incluyendo la coordinación entre las funciones de anonimato y los requisitos de antifraude, la implementación robusta de la plataforma técnica y el equilibrio de intereses entre los 27 países miembros de la zona euro.
A medida que aumenta la competencia de las monedas digitales de los bancos centrales en todo el mundo, el progreso del euro digital no solo se relaciona con la autonomía económica de Europa, sino que también podría influir en el futuro del sistema monetario internacional.
El éxito o fracaso de esto dependerá en última instancia de la interacción de múltiples factores, como la implementación técnica, la eficiencia legislativa y la aceptación pública, y este proceso se ha convertido en una ventana importante para observar la transformación estratégica en Europa.
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La Unión Europea ha alcanzado un plan unificado para el euro digital, controlando el tamaño y estableciendo límites para fortalecer la autonomía en los pagos.
El 19 de septiembre, los ministros de finanzas de la UE y el Banco Central Europeo alcanzaron un compromiso clave sobre la hoja de ruta para la emisión del euro digital, que otorgará a los ministros de finanzas la autoridad para decidir sobre la escala de emisión y los límites de tenencia individual.
Este movimiento tiene como objetivo reducir la dependencia de Europa del sistema de pagos estadounidense y es clave para fortalecer la estrategia de autonomía financiera de Europa. El proyecto del euro digital, tras iniciar su investigación en 2021, ahora entra en una nueva fase de legislación e implementación paralela.
De acuerdo con el cronograma, el lanzamiento del euro digital requiere la aprobación doble del Parlamento Europeo y del Consejo Europeo, y se espera que se implemente oficialmente alrededor de 2028.
En términos de arquitectura técnica, el euro digital se basará en tecnología blockchain, apoyará pagos en línea y fuera de línea, y aplicará el principio de "privacidad primero". Los pagos fuera de línea ofrecerán anonimato similar al del efectivo, mientras que las transacciones en línea buscarán equilibrar la protección de la privacidad y las necesidades de prevención del fraude.
Al mismo tiempo, el euro digital está destinado a complementar el efectivo, y no a reemplazarlo; el efectivo continuará existiendo a largo plazo como medio de pago legal.
Desde una perspectiva estratégica, el euro digital tiene como objetivo reducir la dependencia de la zona euro de plataformas de pago estadounidenses como Visa, Mastercard y PayPal, y construir una infraestructura de pago autónoma y controlable.
La presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, ha afirmado que el euro digital no solo es una herramienta de pago, sino que también es clave para mantener la soberanía financiera de Europa y aumentar la capacidad de negociación internacional del euro, especialmente en el comercio de sectores clave como la energía.
Actualmente, el Parlamento Europeo y el Consejo de la Unión Europea están considerando la propuesta legislativa sobre el euro digital presentada en junio de 2023, con el desarrollo tecnológico y la definición de reglas llevándose a cabo simultáneamente. Si todo va bien, se espera que el euro digital se lance entre 2028 y 2029.
Sin embargo, el proyecto aún enfrenta múltiples desafíos, incluyendo la coordinación entre las funciones de anonimato y los requisitos de antifraude, la implementación robusta de la plataforma técnica y el equilibrio de intereses entre los 27 países miembros de la zona euro.
A medida que aumenta la competencia de las monedas digitales de los bancos centrales en todo el mundo, el progreso del euro digital no solo se relaciona con la autonomía económica de Europa, sino que también podría influir en el futuro del sistema monetario internacional.
El éxito o fracaso de esto dependerá en última instancia de la interacción de múltiples factores, como la implementación técnica, la eficiencia legislativa y la aceptación pública, y este proceso se ha convertido en una ventana importante para observar la transformación estratégica en Europa.
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