¡No hay necesidad de burlarse de los que están fuera del círculo por perder la oportunidad de hacerse ricos!

Aunque fueron testigos de un aumento explosivo, a lo sumo comentan "Oh, ya va 110,000, ya va 90,000", y luego preguntan de pasada "¿Has ganado algo?", y con un "No" el tema se da por terminado.

Los que realmente están atrapados en la agonía son aquellos que merodean repetidamente dentro del círculo, esperando, sin haber subido al tren. El código de la riqueza ya se ha presentado claramente ante ellos, la ilusión de un giro exitoso está al alcance de la mano: coches de lujo, bellas mujeres, el cambio del destino están a la vuelta de la esquina, pero debido a la codicia, la duda o el pánico, una y otra vez se les escapa de las manos.

Así, este gran aumento se convirtió en la arena en sus cuencos, en la hoja afilada en su corazón, trayendo un sinfín de incomodidades. Hasta el punto de que cada día y cada noche posteriores se dedicaron a reflexionar, imaginando sin cesar: ¿acaso perdieron la única oportunidad de esta vida? Incluso dispuestos a sacrificar diez años de vida a cambio de retroceder en el tiempo y volver a ese momento en el que podían haber apostado todo.

Sin embargo, irónicamente, este tipo de personas están condenadas a carecer de ese coraje para arriesgarlo todo. Incluso si se les da diez años más, el guion de un pez salado que se da la vuelta nunca se representará en ellos.

La ignorancia de lo que se ha perdido no es lamentable, al menos en la confusión aún se puede encontrar la paz. Solo al estar despierto y soportar el dolor de las oportunidades perdidas, se convierte en el tormento y la tortura más profunda de la vida.

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