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Four Pillars inició su investigación sobre stablecoins KRW hace seis meses. En marzo, junto a Hashed Open Research, publicamos “La necesidad de las stablecoins KRW y propuesta de marco legislativo”, defendiendo por qué Corea necesita una stablecoin ligada a su moneda nacional. En junio, presentamos “Plan para una stablecoin KRW ligada al futuro digital G2”, ofreciendo una visión concreta sobre su diseño.
Tras la llegada de la nueva administración este año, las expectativas sobre una stablecoin KRW eran elevadas. Sin embargo, el avance real en el mercado coreano ha sido más lento y precavido de lo previsto. ¿Será la stablecoin KRW una puerta a oportunidades reales o simplemente un sueño de verano?
Durante los últimos meses, Four Pillars ha dialogado con instituciones públicas, actores financieros y empresas, obteniendo una visión clara de la evolución del mercado. Analizamos brevemente el estado actual del debate sobre la stablecoin KRW y lo que cabe esperar en adelante.
Hoy existen cinco proyectos de ley sobre la stablecoin KRW. Por parte del Partido Demócrata, Min Byung-deok, Ahn Do-geol, Kim Hyun-jung y Lee Kang-il han presentado sus propuestas. Por el People Power Party de la oposición, Kim Eun-hye también ha registrado un texto. Aunque comparten estructura general, difieren en detalles clave: quién puede emitir, si se permiten intereses y los requisitos de garantía.
Además, la Comisión de Servicios Financieros (FSC), organismo estatal, está preparando la segunda fase de la ley de activos digitales en Corea, que incluirá regulación de stablecoins. Como la FSC tendrá la máxima autoridad sobre las stablecoins KRW, el sector está pendiente de la norma que el organismo planea anunciar pronto.
A diferencia de EE. UU., en Corea, si no existe marco legal para productos financieros, las empresas prácticamente no pueden operar. Por ello, la cuestión más relevante para los negocios es cuándo se aprobará la legislación de la stablecoin KRW.
Según la 21ª Asamblea Nacional, un proyecto gubernamental tarda de media 435,2 días en aprobarse; uno parlamentario, 657,1 días. La iniciativa de la FSC, prevista para octubre de 2025, es un proyecto gubernamental. Así, no será antes de principios de 2027 cuando pueda haber una ley sobre stablecoins KRW en vigor. Hasta entonces, será casi imposible para empresas coreanas y proyectos blockchain extranjeros poner en marcha planes concretos.
Desde el inicio, Four Pillars sostiene que el crecimiento de la industria blockchain coreana pasa por emitir la stablecoin KRW en redes públicas como Ethereum o Solana. Por el momento, esa visión parece difícil de concretar.
Las dos autoridades llamadas a supervisar la stablecoin KRW son la Comisión de Servicios Financieros (FSC) y el Banco de Corea. El banco central lo tiene claro: se necesita la stablecoin KRW, pero no hay que apresurarse. Prefieren empezar por una blockchain privada e ir ampliando progresivamente. El nuevo presidente de la FSC incluso ha declarado que Corea debe desarrollar su propia blockchain y emitir la stablecoin sobre ella.
En cierto modo, tiene fundamento. A diferencia de una stablecoin en dólares, la stablecoin KRW enfrenta barreras de entrada por la normativa de divisas y el riesgo de fuga de capital. Desde la perspectiva de la gestión económica nacional, emitir la stablecoin KRW directamente en una red pública sería difícil de controlar.
Corea es uno de los pocos países que no depende de Visa y Mastercard para pagos internos, prefiriendo su sistema nacional. Además, sigue marcada por la crisis de divisas de 1997. Por eso, los reguladores prefieren un entorno predecible. Así, lo más probable es que la stablecoin KRW se lance primero en una red privada.
Para los que apuestan por el ecosistema blockchain coreano, esta vía resulta decepcionante. Sin embargo, aún hay oportunidades para empresas integradoras nacionales y fundaciones blockchain internacionales.
La utilidad de una stablecoin radica en su funcionamiento sobre una red pública. Para que la stablecoin KRW sea competitiva, debe lanzarse en infraestructura pública o expandirse después a esa infraestructura si la política lo impide inicialmente.
Si la emisión se restringe a redes privadas, solo hay un camino viable: debe existir una única red privada estatal y todos los servicios financieros deben integrarse en ella—stablecoins, activos tokenizados, puntos de plataformas.
El sistema mantendría un modelo privado, pero para el mercado nacional y los ciudadanos, podría ofrecer una experiencia similar a la blockchain pública. Con una sola wallet y una stablecoin KRW, los usuarios integrarían transferencias, pagos, compraventa de acciones y operaciones cripto en un único entorno. Es la única vía para satisfacer a gobierno, sector y usuarios.
¿Permitirá algún día Corea lanzar la stablecoin KRW en blockchain pública? Tendremos que esperar. El peor escenario sería la proliferación de redes privadas que fragmentasen el sistema financiero coreano.
Casi cada día vemos titulares en la prensa coreana sobre empresas que solicitan marcas de stablecoin KRW o valoran entrar en este negocio. Sin embargo, la realidad es diferente. Las empresas coreanas se dividen en dos grupos ante la stablecoin KRW.
El primero, las empresas activas: normalmente, cuanto más pequeña es la empresa, más interés muestra por el negocio de stablecoin KRW. Las razones: menos riesgo regulatorio que los grandes conglomerados y mayor retorno de imagen, por lo novedoso del tema.
El problema es que las stablecoins son negocios de escala. Para emitir con éxito, hay que aumentar la oferta y la liquidez; para distribuir, captar masivamente usuarios y comercios. Las empresas pequeñas pueden entrar, pero se verán limitadas en escalabilidad. Su papel estará en servicios periféricos, no en la emisión o distribución central.
El segundo, las empresas cautas: cuanto mayor es la empresa, más distancia toma. Dos motivos principales: uno, la incertidumbre legal (la regulación tardará de 18 meses a 3 años en llegar, como vimos antes), lo que impide a cualquier gran corporación lanzar una stablecoin sin marco legal claro; dos, la viabilidad comercial, ya que, a diferencia de las stablecoins en dólares (de alcance global), la stablecoin KRW es básicamente doméstica y su utilidad para las grandes empresas financieras es limitada.
Tether (USDT) tiene 130 000 millones de dólares en bonos y repos del Tesoro estadounidense; Circle (USDC) posee 63 000 millones en fondos monetarios. Corea, por el contrario, no emite bonos con vencimiento inferior a un año. Solo expide ocasionalmente Letras del Tesoro por valor de unos 7 000 millones de dólares.
Por tanto, el mercado de bonos a corto plazo que podría servir de respaldo a la stablecoin KRW es insuficiente, lo que supone un obstáculo básico a la emisión. Recientemente, el Instituto Coreano de Mercado de Capitales propuso emitir bonos específicos para una stablecoin KRW, pero el Banco de Corea lo rechazó, sugiriendo utilizar Bonos de Estabilización Monetaria.
Estos bonos, emitidos por el banco central para absorber liquidez, suelen tener vencimientos inferiores a tres años (a veces solo tres meses) y su volumen podría considerarse relevante. Sin embargo, el mercado sigue siendo pequeño.
Además, ni las Letras ni los Bonos de Estabilización ofrecen rentabilidades atractivas: los bonos estadounidenses a corto plazo ofrecen alrededor del 4 por ciento; los coreanos, poco más del 2 por ciento. Para los emisores, este bajo rendimiento desincentiva operar una stablecoin KRW, especialmente si el volumen de emisión será mucho menor que en las stablecoins en dólares.
Existen ideas equivocadas sobre la stablecoin KRW en el mercado coreano que conviene aclarar.
La primera: se exageran los riesgos de emitir en red pública. Incluso en ese supuesto, las reglas y requisitos pueden implementarse por smart contract. Por ejemplo, solo permitir trading a usuarios coreanos verificados con KYC. Securitize ya lo ha demostrado con valores tokenizados como BUIDL, que cumplen la regulación gracias a la lógica del smart contract. Así, la circulación de la stablecoin KRW en red pública podría estar totalmente monitorizada por las autoridades.
La segunda: Corea, como mercado financiero avanzado, apenas tiene margen de mejora en experiencia de usuario con una stablecoin KRW. Esto no es del todo cierto. La infraestructura fintech coreana es excelente y facilita el acceso a todo tipo de servicios financieros en distintas plataformas. Por ese lado, la stablecoin no supondría un salto radical. Pero sí ofrecería ventajas importantes:
El debate sobre la stablecoin KRW se reduce a un análisis de entradas y salidas netas. Vivimos en una era de infraestructuras financieras fragmentadas: distintos continentes, países y hasta redes bancarias, de pagos y valores dentro de un mismo mercado permanecen aisladas.
La blockchain puede integrarlo todo en un sistema único. El debate sobre stablecoins y RWA en Estados Unidos responde a la necesidad de sustituir infraestructuras obsoletas por blockchain. En el flujo de innovación financiera, la blockchain es inevitable.
Si blockchain conecta sistemas financieros diversos, el acceso se multiplica. Un usuario coreano podría pagar a Nigeria en won, un vietnamita comprar K-content en dong, un estadounidense gastar Lotte L-Points. Las posibilidades se amplían sobre blockchain.
Por eso, gobiernos y empresas deben preguntarse si la stablecoin KRW atraerá capital al país o a la plataforma, o si provocará su salida. En EE. UU., el dólar es dominante y las stablecoins favorecen la entrada de capital, así que reciben pleno respaldo. En Corea, la ecuación es menos evidente. Las empresas han de valorar si abrirse al mundo compensa los riesgos.
Bajo esta lógica, es necesario evaluar si el negocio de la stablecoin KRW sería positivo o negativo.
Corea es una potencia financiera; en países con monedas débiles los ciudadanos adoptan stablecoins de forma espontánea. En Corea, los usuarios no tienen motivos claros para cambiar.
Si gobierno y empresas quieren introducir la stablecoin, deben integrarla en el backend sin que el usuario lo perciba: que la adopción se traduzca en mejoras de funcionalidad sin que el usuario lo note.
Por ejemplo: facilitar remesas internacionales, pagos entre plataformas, canje de puntos, modelos de suscripción basados en micropagos. Todo ello puede ofrecerse desde arriba mediante stablecoin y blockchain.
Si los exchanges reemplazan el won por stablecoins KRW, los usuarios seguirán. Si Naver, Kakao o Toss lo adoptan y ofrecen incentivos, los usuarios seguirán. Si una plataforma de streaming lanza micropagos basados en stablecoin KRW, los usuarios seguirán.
Tras meses de diálogo con instituciones, agentes financieros y empresas, nadie muestra una estrategia definida ni planes concretos para la stablecoin KRW. En realidad, el won accesible vía blockchain sigue siendo una idea ambigua.
Aun así, Corea debe avanzar. En EE. UU., la administración, la SEC y la CFTC empujan la blockchain en todos los frentes. La tendencia global a reemplazar infraestructuras bancarias, de pagos y valores por blockchain es imparable.
El desarrollo de la stablecoin KRW presenta retraso frente a tendencias globales. Pero si Corea espera a 2027 para lanzarla en red privada, como apunta el debate actual, quedará muy rezagada globalmente. En este contexto de stablecoins, la verdadera pregunta es si Corea aún puede definir una vía relevante.
Consulta el artículo completo “Stablecoin KRW: qué esperar” en el siguiente enlace:
https://4pillars.io/en/issues/krw-stablecoin-what-to-expect