Aún recuerdo mi primer airdrop de criptomonedas como si fuera ayer. Fue en 2020, cuando seguía muy liado con las tareas de recompensas en Bitcointalk. Aquella mañana, me desperté con una notificación de WhatsApp de un colega.
¿Has usado alguna vez Uniswap? Respondí que sí, y él me dijo: deberías tener 400 UNI para reclamar, ahora mismo valen más de 1 000 $. Fui corriendo al perfil de Uniswap en Twitter para buscar el enlace, reclamé los tokens y los vendí al instante.
Así, de la nada, dinero gratis que llega del aire. Sin formularios, sin tener que sacarte roles en Discord ni andar con contribuciones tediosas.
Aquel momento definió para mí cómo debe ser un airdrop: una sorpresa para quienes usan de verdad las cosas que les gustan, muy distinto a la basura que tenemos hoy día.
Después vino el airdrop de 1inch; toda wallet elegible para UNI también lo era para este, y luego llegó el que me cambió la forma de ver todo el tema: el de dYdX.
Tuve que puentear ETH al protocolo, las comisiones eran altas porque la mayoría de L2 solo existían sobre el papel; hice algunas operaciones para generar volumen, nada fuera de lo normal, y después lo saqué todo. Solo en un día, me llevé un airdrop de cinco cifras.
Conseguí más de 20 000 $ en asignaciones, no voy a mentir: vendí la mitad, porque es lo que se suele hacer cuando te regalan dinero.
dYdX me proporcionó mi primer capital grande, que usé directamente en DeFi, persiguiendo rendimientos en el famoso DeFi Summer. Recuerdo hacer yield farming en JuldSwap y ganar unos 250 $ al día. De verdad, echo mucho de menos aquellos tiempos.
Obviamente, aquello no podía durar para siempre. Pasé de eso a Scroll, y entre medias estuvieron Arbitrum, OP y zkSync; fue zkSync el que marcó el inicio de los malos airdrops para mí.
Jamás olvidaré el de Scroll: las expectativas estaban altísimas, incluso cuando Sandy (el cofundador) publicó aquel célebre tuit pidiendo que bajáramos las expectativas.
La gente siguió alimentando las expectativas hasta que llegó la decepción: las asignaciones fueron tan malas que casi resultaban cómicas. El ánimo colectivo del cripto Twitter pasó a la desesperación en cuestión de minutos. Este airdrop me dejó marcado, la verdad; juré que nunca más volvería a farmear L2.
Habría estado bien si todo se hubiera quedado ahí, pero el verdadero golpe fue darme cuenta de que eso iba a ser lo habitual a partir de ahora.
Hoy en día, la escena de los airdrops resulta penosa: hemos pasado de sorpresas agradables a una industria de farming sybil a escala profesional.
Te tiras meses, incluso años, interactuando con protocolos, puenteando fondos, proporcionando liquidez, quemando gas y acumulando “lealtad” para luego recibir migajas, y eso si tienes suerte. Encima, ahora tenemos portales de registro para reclamar el airdrop abiertos solo durante 48 horas; creo que Sunrise tiene mucho que ver aquí.
Y cuando por fin reclamas, las asignaciones son tan ridículas que no reflejan el tiempo ni los recursos invertidos, sumado a calendarios de vesting brutales. Me recuerda a los unlocks estacionales de 0G Labs, 48 meses, cuatro años, ni más ni menos.
Sucede ya tan a menudo que cuando veo tuits con hype del “alpha de airdrop”, lo primero que pienso es: a ver qué cacahuete nos toca ahora.
La realidad es esta: ahora los usuarios solo buscan su propio beneficio, sin rodeos. Usamos los productos porque esperamos recompensas; nadie dedica horas a hacer clics o contribuir solo “por la cultura”.
¿Y los equipos? Sí, quieren usuarios fieles, claro. Pero también necesitan métricas brillantes para los fondos de capital riesgo: cifras altas de usuarios y comunidad para inflar su valoración cuando presentan el pitch. Al final, todo se convierte en una batalla de farming entre usuarios y fundadores.
¿El resultado? Nadie queda satisfecho: los usuarios se sienten engañados y los equipos no logran retener a su comunidad.
Si pudiera rediseñar los airdrops, volvería al estilo Uniswap: sin cebos, sin rankings, solo una sorpresa para los usuarios fieles un día cualquiera. Solo con esto se reducirían los sybil farms industriales y las expectativas desmedidas.
O quizá seguir el modelo de Sui: airdrop estilo preventa, con un FDV justo, dando a los primeros contribuyentes y usuarios la oportunidad de comprar en condiciones atractivas.
Lo que más se parece a eso hoy en día son Cysic y Boundless, que asignan bonificaciones en las ventas a los usuarios según niveles, dependiendo de su participación en diferentes actividades del ecosistema.
O, mejor aún, cancelar directamente los airdrops y centrarse en construir soluciones que realmente funcionen, lanzando con un verdadero product-market fit y un modelo de ingresos sólido, en vez de replicar lo mismo docenas de veces. Así saliríamos ganando todos en el cripto Twitter.
La situación actual de los airdrops es lamentable: no beneficia a quienes se esfuerzan ni crea verdaderas comunidades para los equipos.
El resultado es que todos se sienten utilizados. Quizá lo mejor sea cancelar todo esto y centrarse en construir cosas que realmente generen valor para todo el mundo.