No existe moneda, existe Bitcoin, el resto es conversación, palabrería, sustento de listos y un intento de estafa en todo momento.
La descentralización es Bitcoin
La seguridad es Bitcoin
Desarrollo es Bitcoin
Oro es Bitcoin
Si compras otra cosa, estás comprando mierda.

¿Qué mercado es ese que no tiene aceleración?

Trump es la cara de este mercado, el 90% de él no entiende nada.

EE.UU. persiguiendo al pueblo chino. Mucho cuidado China al transitar por EE.UU.

Bitcoin es oro, el resto es lata vieja.

Vayan a chupar la piroca blanda de Trumph, grupo de lameculos, van detrás de gente mezquina, cursi y mal vestida. Vayan detrás de USA, esa cosa cubierta de bomba.

¿Cómo puede un país mezquino, arrogante, entrometido y moroso, mandar en el mundo, ser esa economía que todos persiguen, dicen algunos charlatanes que hasta el Bitcoin lo adora? Los descubridores del infinito, la mayor economía del Universo, aquellos que desvían meteoros, encuentran vida en Venus y suelo en Júpiter para aterrizar sus naves ridículas y atrasadas. Un país que no le gusta la paz, es peor que un niño mimado, es ese país que ustedes esperan cada mes para dar su opinión sobre sus indicadores. El mundo de las criptomonedas ha cambiado, el Bitcoin prueba cada vez más que no depende de

Vamos a lanzar el mayor avión de combate jamás visto en los confines del Universo.
Mételo en el culo, Trump.

Trump, métete el dedo en el culo y olfatea. Tipo insufrible, aburrido, arrogante, feo y mal vestido.

EE.UU. los cobardes de la bomba atómica y la segunda guerra mundial, ¿saben lo que deseo para ustedes? Que vuelvas a Vietnam para que te vuelvan a meter bambú en el culo. Panda de cobardes.

Brasil es como Bitcoin, no hay nada parecido.

Bitcoin es la única criptomoneda que realmente ha cambiado el juego. No necesita promesas vacías o esquemas complicados para demostrar su valor. Su tecnología, seguridad y descentralización hablan por sí solas. Para los inversores principiantes, el mensaje es claro: mantente alejado de promesas milagrosas y concéntrate en lo que realmente importa. Bitcoin es el futuro del dinero, y no necesita trucos para brillar.

La insistencia y terquedad en invertir fuera de Bitcoin es inmensa, les gusta poner dinero en porquería para ver si se convierte en abono, no se va a convertir. En este mundo, de hecho, usted que está entrando hoy o hace poco tiempo, el nombre de este mercado es Bitcoin, la criptomoneda no existe y no sirve para nada, es ir detrás de personas que van a ganar encima de usted, de su inocencia y abusando de su esperanza. Aquí no se invierte en nada que no sea Bitcoin. Ponga eso en su cabeza.

Mercado de Capeta

Mercado de hijos de puta

Al blanco agrio le gusta atacar al negro, no se da cuenta de que el negro gana en todo, en todo. El hombre blanco aburrido y sin sal no gana nada sobre el hombre negro, ni siquiera en una competencia de videojuegos. Los blancos no se acercan, excepto en el número de oportunidades para hacer las cosas aburridas que inventan. No gana en atletismo, no gana en boxeo, no gana en fútbol, no gana en baloncesto, no gana en nada, excepto en esa oportunidad de heredero aburrido.

MA aí, invirtiendo mucho en Ethereum, XRP, Solana, ADA y haciendo felices a los propietarios?

El mundo cripto tiene una gran culpa en poner esa m**** ahí. Se han mostrado extremadamente egoístas, como este tipo de mala calaña, sin vergüenza y pirata nato estadounidense.

¡Ah, el mundo de las criptomonedas! Ese universo supuestamente revolucionario, libertario, anti-sistema, que nació para desafiar a los bancos centrales, a los gobiernos y a toda la maquinaria opresora del capitalismo tradicional. Un movimiento que prometía descentralización, libertad financiera y poder para el pueblo. ¿Y qué hace esta misma comunidad? Pone sus fichas en Donald Trump, el capitalista extremo, el profesional egocéntrico, el hombre que respira ostentación y se alimenta de adulación. La caída es brusca.
El Bitcoin, sí, el verdadero héroe de esta historia, nació para ser la moneda d

Donald Trump, una figura que personifica el capitalismo en su forma más exacerbada, es el retrato de una era en la que el espectáculo del poder supera la sustancia del mismo. Su necesidad constante de validación, de ser halagado, de exhibir una imagen de grandeza que muchas veces no se sostiene, revela no solo una personalidad narcisista, sino también un reflejo de una sociedad que glorifica el exceso y la ostentación. Él es el producto de un sistema que valora más la apariencia que la esencia, donde el valor de un individuo se mide por el tamaño de su cuenta bancaria y no por la profundidad d