Nunca dejes que tu corazón de madre se desborde, no te preocupes por los demás, ni siquiera por tus seres queridos. La cognición que una persona ha formado durante años no puede ser despertada por unas pocas palabras tuyas. El Tao Te Ching dice que se debe ayudar a la naturaleza de las cosas, pero no atreverse a intervenir. Un corazón compasivo desbordado es un desastre, querer ser maestro de los demás es una calamidad. En este mundo, si riegas las flores en exceso, las raíces seguramente se pudrirán; si tratas de ayudar a crecer a los brotes, estos morirán; si intervienes a la fuerza, traerás calamidades. La mayoría de las personas solo aman escuchar palabras dulces, incluso si son veneno envuelto en miel, pero odian las críticas sinceras, incluso si son el amargo remedio que salva vidas. Lo que realmente puede salvar a una persona nunca son las palabras de los demás, sino la sangre que derrama después de chocar contra la pared, esa lección dolorosa que duele hasta los huesos, es la que se convierte en la verdadera experiencia de vida.