Cuando Notcoin hizo su debut, muchas personas, incluida yo, eran escépticas al respecto. Un juego que solo se juega haciendo clic en Telegram parecía demasiado simple, e incluso algunos lo consideraron como una posible estrategia de financiamiento. Mi círculo social estaba lleno de voces que cuestionaban este proyecto, pensando que carecía de innovación técnica y que solo se basaba en la emoción y el bombo.
Sin embargo, cuando mi Telegram está lleno de varios enlaces de invitación, y al ver que mis amigos que no saben nada sobre Web3 están entusiasmados con 'dar golpes de monedas', comencé a replantear mi opinión.
Como supuestos 'jugadores veteranos de Web3', a veces caemos en un error: centrarnos demasiado en la complejidad técnica y la gran narrativa, y en cambio, descuidamos el elemento más fundamental: la experiencia del usuario.
Notcoin nos dio precisamente una lección vívida. No tiene un libro blanco críptico, ni conceptos complejos de capas de blockchain, solo una operación extremadamente simple: hacer clic. Este enfoque de 'desprofesionalización', en cambio, se ha convertido en su mayor ventaja.
La barrera de entrada al Web3 se reduce de comprender conceptos complejos como las palabras mnemotécnicas, la operación de billeteras, las tarifas de gas, a simplemente tener una cuenta de Telegram. Detrás de esto se refleja una forma de pensar única sobre el producto: primero atraer al mayor número de usuarios con el costo más bajo, y luego considerar cómo convertir y educar.
Los datos muestran que Notcoin ha atraído a más de 35 millones de usuarios en solo unos pocos meses. Este número es extraordinario, muchos proyectos de blockchain tardan años en construir un ecosistema y podrían tener dificultades para alcanzar tal escala de usuarios.
El éxito de Notcoin nos enseña que, al buscar la innovación tecnológica, debemos prestar más atención a las necesidades y experiencias de los usuarios. La simplicidad y facilidad de uso pueden ser más propensas a lograr una adopción generalizada que tecnologías complejas, lo que podría ser una dirección importante para el desarrollo futuro de los proyectos Web3.
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Cuando Notcoin hizo su debut, muchas personas, incluida yo, eran escépticas al respecto. Un juego que solo se juega haciendo clic en Telegram parecía demasiado simple, e incluso algunos lo consideraron como una posible estrategia de financiamiento. Mi círculo social estaba lleno de voces que cuestionaban este proyecto, pensando que carecía de innovación técnica y que solo se basaba en la emoción y el bombo.
Sin embargo, cuando mi Telegram está lleno de varios enlaces de invitación, y al ver que mis amigos que no saben nada sobre Web3 están entusiasmados con 'dar golpes de monedas', comencé a replantear mi opinión.
Como supuestos 'jugadores veteranos de Web3', a veces caemos en un error: centrarnos demasiado en la complejidad técnica y la gran narrativa, y en cambio, descuidamos el elemento más fundamental: la experiencia del usuario.
Notcoin nos dio precisamente una lección vívida. No tiene un libro blanco críptico, ni conceptos complejos de capas de blockchain, solo una operación extremadamente simple: hacer clic. Este enfoque de 'desprofesionalización', en cambio, se ha convertido en su mayor ventaja.
La barrera de entrada al Web3 se reduce de comprender conceptos complejos como las palabras mnemotécnicas, la operación de billeteras, las tarifas de gas, a simplemente tener una cuenta de Telegram. Detrás de esto se refleja una forma de pensar única sobre el producto: primero atraer al mayor número de usuarios con el costo más bajo, y luego considerar cómo convertir y educar.
Los datos muestran que Notcoin ha atraído a más de 35 millones de usuarios en solo unos pocos meses. Este número es extraordinario, muchos proyectos de blockchain tardan años en construir un ecosistema y podrían tener dificultades para alcanzar tal escala de usuarios.
El éxito de Notcoin nos enseña que, al buscar la innovación tecnológica, debemos prestar más atención a las necesidades y experiencias de los usuarios. La simplicidad y facilidad de uso pueden ser más propensas a lograr una adopción generalizada que tecnologías complejas, lo que podría ser una dirección importante para el desarrollo futuro de los proyectos Web3.