La ciudad zumbaba con una energía tranquila. La luz del sol de la mañana pintaba los edificios con tonos suaves. Los coches susurraban por las calles, un suave contrapunto al canto de los pájaros en el parque cercano. Una figura solitaria caminaba, las manos metidas en los bolsillos, perdida en sus pensamientos. El día estaba comenzando.
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La ciudad zumbaba con una energía tranquila. La luz del sol de la mañana pintaba los edificios con tonos suaves. Los coches susurraban por las calles, un suave contrapunto al canto de los pájaros en el parque cercano. Una figura solitaria caminaba, las manos metidas en los bolsillos, perdida en sus pensamientos. El día estaba comenzando.