El 3 de septiembre, los mercados financieros globales experimentaron nuevamente una fuerte conmoción. El rendimiento de los bonos del gobierno japonés a 30 años superó un máximo histórico, alcanzando el 3,285%, con un aumento de hasta 8.5 puntos base. Este evento inesperado fue como la primera ficha de dominó, provocando rápidamente una reacción en cadena a nivel mundial. El rendimiento de los bonos del gobierno del Reino Unido a igual plazo también subió hasta su punto más alto en 27 años, mientras que los rendimientos de los bonos del gobierno a largo plazo de Estados Unidos y Alemania también siguieron la tendencia al alza.

Detrás de esta turbulencia en los mercados de deuda que afecta a todo el mundo, se esconden dos preocupaciones centrales. Primero, los gobiernos de los países están endeudándose masivamente para hacer frente a los desafíos económicos, lo que ha llevado a una presión de deuda en constante aumento. En segundo lugar, el gobierno de los Estados Unidos está intentando intervenir en las decisiones de política monetaria de la Reserva Federal, lo que ha suscitado preocupaciones en el mercado sobre la posible pérdida de independencia del banco central. El Banco Central Europeo ya ha emitido una advertencia al respecto, señalando que dicha intervención podría llevar a un aumento en los costos de endeudamiento global y perturbar el funcionamiento normal del sistema financiero.

En un contexto donde la presión inflacionaria aún no ha desaparecido por completo, aunque el mercado espera en general que en septiembre pueda haber una reducción de tasas, la tendencia de un aumento en el centro de la inflación a largo plazo sigue siendo difícil de revertir. En esta situación, los inversores están trasladando sus fondos hacia activos tradicionales de refugio. Entre ellos, el oro se ha convertido sin duda en el mayor beneficiario: el oro a futuro en Nueva York superó la barrera de los 3600 dólares, mientras que el precio del oro al contado alcanzó un nuevo máximo histórico. La independencia de la Reserva Federal está siendo cuestionada, las expectativas de recortes de tasas han aumentado, el riesgo de estancamiento ha crecido y el dólar se ha debilitado, todos estos factores han impulsado el valor de refugio del oro.

Sin embargo, la criptomoneda, conocida como "oro digital", se ha encontrado en una situación difícil durante esta ola de aversión al riesgo. Su inherente característica de alta volatilidad dificulta resistir la presión de la fuga de capitales. Al mismo tiempo, el aumento de las tasas de interés sin riesgo a nivel global está remodelando los modelos de valoración de activos de riesgo, lo que, sin duda, representa un duro golpe para aquellos activos criptográficos que están lejos de los flujos de efectivo reales, presionando directamente su valoración a largo plazo.

La turbulencia del mercado provocada por los bonos del gobierno japonés ha trascendido ampliamente el ámbito del mercado de bonos. Está redefiniendo los "límites de seguridad" de los activos globales y tiene un profundo impacto en la lógica de valoración de diversos activos. En este entorno financiero complejo y cambiante, los inversores necesitan evaluar con mayor cautela los riesgos y rendimientos de los diferentes activos para hacer frente a las posibles fluctuaciones del mercado.