Esta mañana, levantarme fue un verdadero esfuerzo, apenas podía abrir los ojos, así que decidí cocinar un tazón de fideos para el desayuno. En cinco minutos, listo, ¡simple y directo! Primero, freí un huevo estrellado, al lado un bocado crujiente, con la yema medio cocida, tipo líquida, al verter el caldo, la yema se rompe de repente, el vapor llega a la punta de la nariz, es simplemente una delicia. Luego, agregué un poco de tiras de verduras encurtidas, la textura salada y crujiente choca con la suavidad de los fideos, no podía detenerme. Después, cociné un poco de verduras verdes, tontos y
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