La economía ya está resbalando; todos fuera de Wall Street lo sienten a diario. Tu sueldo ya no rinde como antes. La inflación está comiendo todo.
Claro, los mercados de acciones parecen brillantes en papel, pero ¿qué pasa con los estadounidenses de a pie? Los comestibles cuestan más. El alquiler sube. Los precios de la gasolina duelen. La brecha entre el rendimiento del mercado y el poder adquisitivo real sigue ampliándose.
Los responsables de las políticas deben recordar: cuando las personas comunes tienen dificultades para pagar lo básico, ninguna recuperación bursátil puede ocultar esa realidad. La desconexión es real y cada vez es más difícil de ignorar.
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La economía ya está resbalando; todos fuera de Wall Street lo sienten a diario. Tu sueldo ya no rinde como antes. La inflación está comiendo todo.
Claro, los mercados de acciones parecen brillantes en papel, pero ¿qué pasa con los estadounidenses de a pie? Los comestibles cuestan más. El alquiler sube. Los precios de la gasolina duelen. La brecha entre el rendimiento del mercado y el poder adquisitivo real sigue ampliándose.
Los responsables de las políticas deben recordar: cuando las personas comunes tienen dificultades para pagar lo básico, ninguna recuperación bursátil puede ocultar esa realidad. La desconexión es real y cada vez es más difícil de ignorar.