Hace diez años, una mujer en Shanghái hizo algo que todos a su alrededor consideraron una locura—

Vendió una casa valorada en 8.5 millones y la cambió por 27 kilos de oro.

¿Y este año? La misma casa valía 6.5 millones. Ella sacó 8 kilos de oro, vendiéndolos a 830 yuanes por gramo, no solo recuperó la casa, sino que además le quedó dinero para redecorarla. Desde entonces, se deshizo por completo de la vida de asalariada.

Historias similares no son pocas.

Hay quienes tras una separación venden propiedades en conjunto y ganan 2 millones para irse con estilo;
otros se arrepienten de no haber escuchado a sus amigos y acumulado oro;
y hay quienes se perdieron la leyenda de la riqueza con Bitcoin, y ahora todavía se golpean la pierna al recordarlo.

Estas operaciones que parecen "tener suerte" en realidad tienen un patrón.

Ellos entienden una palabra: rotación de activos.
Saben que el oro resiste las caídas, que las propiedades tienen ciclos de subida y bajada, y lo más importante: cuando todos están locos, ellos mantienen la cabeza fría.

El oro, desde hace miles de años, ha sido resistente, especialmente en tiempos de turbulencias del mercado, su capacidad de valor se mantiene intacta.
¿Y las propiedades? Claro que pueden hacerte ganar dinero, pero están sujetas a políticas, a la ubicación, y también al estado de ánimo del mercado; predecir sus movimientos es realmente difícil.

¿La verdadera sabiduría financiera qué es?
No seguir ciegamente las tendencias, sino entender los ciclos y atreverse a hacer cambios en los momentos clave.

Esos que parecen tener "visión aguda" solo han entendido antes que otros:
No hay activos que solo suban, solo ciclos que cambian sin parar.

En esta era, lo más peligroso no es una caída brutal de los activos, sino no entender en absoluto cómo cambian los ciclos.

La próxima vez que llegue la ventana para cambiar de activos, ¿serás de los que aceptan pasivamente, o de los que ya tienen todo preparado con anticipación?