Irys hace que preservar la civilización sea más sencillo.
En la era digital, casi todo lo que creamos depende del almacenamiento pasivo. La información existe en la nube, pero la nube pertenece a las empresas; los archivos están en plataformas, pero las plataformas no pertenecen a quienes las usan. Cuando los servidores se desconectan, cuando los protocolos son descontinuados, cuando las empresas cierran, los datos desaparecen.
Lo que Irys busca resolver es precisamente esta amnesia civilizatoria. No es solo una red de almacenamiento, sino una arquitectura temporal, un sistema que permite que la información se conserve, verifique y transmita a largo plazo. Cuando los datos se almacenan en Irys, dejan de estar limitados por la vida útil de las empresas o el hardware, convirtiéndose en registros permanentes y verificables, independientes de cualquier centro.
El significado de esto quizás no sea evidente a corto plazo. Pero desde una perspectiva histórica, equivale a que la humanidad haya establecido por primera vez un sistema de memoria verdaderamente sostenible para su civilización digital.
Por ejemplo, dentro de décadas, cuando académicos o IA quieran retroceder en el tiempo para analizar las dinámicas sociales, la evolución tecnológica y las corrientes de pensamiento de la década de 2020, ya no necesitarán depender de archivos web fragmentados o enlaces rotos, sino que podrán encontrar directamente en Irys las huellas originales de esa historia.
Irys hace que los datos dejen de ser un subproducto pasivo del tiempo, para convertirse en un sujeto que puede coexistir con el tiempo. ¡Es una nueva infraestructura civilizatoria!
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Irys hace que preservar la civilización sea más sencillo.
En la era digital, casi todo lo que creamos depende del almacenamiento pasivo. La información existe en la nube, pero la nube pertenece a las empresas; los archivos están en plataformas, pero las plataformas no pertenecen a quienes las usan. Cuando los servidores se desconectan, cuando los protocolos son descontinuados, cuando las empresas cierran, los datos desaparecen.
Lo que Irys busca resolver es precisamente esta amnesia civilizatoria. No es solo una red de almacenamiento, sino una arquitectura temporal, un sistema que permite que la información se conserve, verifique y transmita a largo plazo. Cuando los datos se almacenan en Irys, dejan de estar limitados por la vida útil de las empresas o el hardware, convirtiéndose en registros permanentes y verificables, independientes de cualquier centro.
El significado de esto quizás no sea evidente a corto plazo. Pero desde una perspectiva histórica, equivale a que la humanidad haya establecido por primera vez un sistema de memoria verdaderamente sostenible para su civilización digital.
Por ejemplo, dentro de décadas, cuando académicos o IA quieran retroceder en el tiempo para analizar las dinámicas sociales, la evolución tecnológica y las corrientes de pensamiento de la década de 2020, ya no necesitarán depender de archivos web fragmentados o enlaces rotos, sino que podrán encontrar directamente en Irys las huellas originales de esa historia.
Irys hace que los datos dejen de ser un subproducto pasivo del tiempo, para convertirse en un sujeto que puede coexistir con el tiempo.
¡Es una nueva infraestructura civilizatoria!
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